Fabiana Macías: supervivencia, memoria y justicia

08/04/2025 Puntos Violeta


Advertencia: Esta entrevista contiene testimonios sobre violencia de género y abuso sexual. Su publicación tiene fines informativos, educativos y de concienciación social. En Puntos Violeta, nuestra misión es la lucha contra la violencia de género y otras formas de abuso, trabajamos para construir una sociedad más segura, justa e igualitaria.

Es un verdadero orgullo para nosotros que Fabiana Macías haya elegido nuestra plataforma para dar voz a su historia y permitirnos acompañarla en su proceso. Abogada de Santiago del Estero, Argentina, Fabiana es una mujer valiente, fuerte e incansable en su lucha por la justicia. Su historia de vida, marcada por la resiliencia y la defensa de los derechos de las víctimas de agresiones sexuales, nos inspira profundamente. Le agradecemos de corazón por inaugurar esta sección de entrevistas en nuestro blog con su testimonio

Fabiana ha sido una voz firme para quienes no pueden hablar, y su testimonio refleja no solo la valentía de enfrentarse a su propio dolor, sino también el compromiso inquebrantable de buscar justicia para quienes aún padecen en silencio. Su historia es una de superación personal, pero también un llamado a la reflexión sobre la falta de apoyo y la indiferencia social ante este tipo de situaciones tan devastadoras.

En esta entrevista, Fabiana nos comparte su experiencia sobre el proceso de reconocer y aceptar lo que vivió, cómo logró encontrar la fuerza para hablar y las secuelas de haber sido víctima de abusos desde temprana edad. Además, nos habla sobre la ausencia de respaldo de su entorno de amistades, laboral y social, la lucha constante por la justicia en un sistema que a menudo falla al proteger a las víctimas y cómo, de una manera llana, enfrenta sus preocupaciones cotidianas al compartir su relato.

El formato de esta entrevista no sigue una conversación lineal, sino que presenta una serie de preguntas sueltas, sin un hilo conductor narrativo. Esta estructura busca reflejar no solo el momento que atraviesa Fabiana, sino también el proceso interno que está viviendo. Las preguntas, a veces inconexas, y las respuestas directas, invitan a una lectura pausada y reflexiva, tanto sobre su experiencia personal como sobre las realidades que, como sociedad, nos rodean.

Agradecemos profundamente su valentía al compartir su historia en este espacio de entrevistas y testimonios que hoy inaugura. Esperamos que sus palabras no solo inspiren a otras personas a no callar y a buscar ayuda, sino también a seguir luchando por un futuro libre de violencia.

Puntos Violeta
  • 1. ¿Cuánto tiempo pasó antes de que pudieras hablar abiertamente sobre lo que sucedió?

    F.Macias: Pude hablarlo abiertamente en el año 2023, cuando mi integridad física y mental no soportaban ni un abuso sexual más. No podía seguir viviendo siendo abusada ni siendo testigo de abusos a otras mujeres.

    Con mi hermana lo habíamos hablado de niñas, adolescentes y mujeres adultas. Con mis primas lo hablamos hace 5 años, pero hay testigos que dan fe de que fueron muchos años antes.

    Es increíble para mi notar que no puedo explicarme bien, no logro ser comprendida ni dar el mensaje que quiero dar - y que me parece realmente importante – pero no tengo la información necesaria ni la capacidad digna de los profesionales de la salud para poder hacerlo. Igualmente me parece importante intentarlo, por los niños y niñas, por los adolescentes, por las mujeres y por los hombres –que han sido abusados y que pueden ser abusados. Desgraciadamente, los abusos sexuales sucedieron toda nuestra vida -desde que tengo memoria- hasta un año antes de la denuncia.

    Todos piensan que he denunciado abusos de la infancia “nada más” –y nada menos- y que eso ya prescribió. Es insólito y lamentable que las aberraciones que sufren los niños no estén en ninguna agenda política, no puede existir un plazo de prescripción con las secuelas de por vida ni un concepto de credibilidad cuando todas las personas somos diferentes y los eventos traumáticos pueden arruinarte.

    Es un verdadero desastre para todos nuestros niños, niñas y adolescentes que lo han padecido, cuyo mensaje pareciera ser “NO IMPORTA, SEGUI CON TU VIDA” “YA PASÓ, SUPERALO”, porque sí importa y nunca pasó, nunca pasa ni pasará. El estrés postraumático se lleva puestas muchas vidas, en sentido literal y en sentido figurado.

    En lo personal me arde el alma cuando escucho -o leo- comentarios o referencias tan irresponsables y desidiosas para con los niños que me estremecen. Los abusos de la infancia son los más graves, torturantes, y aberrantes; porque los niños no tienen herramientas para defenderse ni comprender lo que les están haciendo. Sus mecanismos de defensa consisten en anularlos, bloquearlos o cargar con enfermedades de salud mental crónicas que; a la larga o a la corta; les impide ser funcionales a la sociedad. De ahí, no poder trabajar ni tener una vida social sana y placentera.

    Los adultos no nos involucramos si no nos pasa o no nos toca de cerca, y por eso en las agrupaciones, fundaciones o instituciones son muy pocos los integrantes activos que lo hacen a pulmón y por el honor.

    Siempre pienso que los niños no pueden defenderse, y si ese discurso del tiempo y de la credibilidad sigue presente aún hoy, jamás van a atreverse a buscar ayuda. Porque en realidad no la tienen, ellos escuchan, ven y sienten culpa. Los adultos somos irresponsables, creemos que mientras no les suceda a nuestros hijos, los demás niños no importan. Juzgamos a quienes denuncian, y no nos importa en absoluto el daño que generamos en las personas que se atreven a romper el silencio.

    El daño que ocasionan los abusos sexuales no se puede dimensionar, porque no quieren dimensionarlo y porque la famosa frase “pero si el tiempo ha pasado… ahí ha quedado. ¿para qué lo hace ahora?”.

    Primero, porque no daba más y mi vida se había desmoronado. Y no, ahí no ha quedado, ahí recién ha comenzado. Soy abogada, soy adulta y me da mucha vergüenza decir que esto me pasó hasta los 34 años; y sí; siento muchísima culpa. ¿Por qué denuncié recién a esa edad?... la respuesta la tenemos todos nosotros, y no nos da vergüenza seguir cuestionándonos por qué razones o motivos existen para que alguien abusado toda su vida se atreva a denunciar a un abusador sobran. La sola y simple respuesta de “por los demás” debería ser suficiente. Pero no, siempre escupimos para arriba, o contra el viento.

    Con respecto a mi credibilidad y al tiempo… siento que debo explicarlo, pero pienso que es algo que alimenta el morbo y que no es necesario. Sin embargo, la idea es hacer llegar el mensaje que no logro, no puedo y tampoco quiero; porque mi mente se llena de imágenes perversas y torturantes. Yo lucho por la niña, por la adolescente y por la joven… porque tengo vergüenza de luchar por mí. Las reiteradas formas, circunstancias y frecuencia de los abusos sexuales -lógicamente- han sido diferentes de acuerdo a las herramientas para defenderme y a los mecanismos disponibles mentales, físicos y socias para sobrellevarlo. A los 34 años podía forcejear o gritar, podía escaparme o esconderme, podía pedir que me acompañen al baño o avisarle a los demás. Ser una abogada adulta y consciente de los riesgos a los que me exponía, y tratar de evitar que otras mujeres y hombres deban exponerse a esos riesgos crueles y despiadados. ¿A los 9 años no sabía ni que era lo que me estaba pasando, ¿se entiende?

  • 2. ¿La reacción del entorno íntimo del acusado te ha sorprendido? Puntos Violeta

    F.Macias: Si, no me lo esperaba para nada. La familia sabía, todos sabían. En todo el tiempo que he vivido los abusos en carne propia, también he presenciado abusos a otras niñas, a adolescentes y mujeres adultas. Por eso para mí no había escapatoria, nadie podía decir nada. Yo creía que iba a arruinar las vidas de mi familia y la de mis primas. Eso definitivamente era así. Se arruinaron ambas familias, pero se salvaron muchas niñas, adolescentes y mujeres. Siento que me tienen bronca, asco y odio; eso me duele todos los días. Lloro mucho últimamente, me siento muy sola. Yo amo a mis primas, y sé que nunca voy a dejar de amarlas. No hay recuerdos en los que no estén, no hay fotos en las qué no estén. No existen etapas de mi vida sin ellas. Las extraño. Siento que voy a vivir con la esperanza de que algún día pueda abrazarlas, porque yo las he perdonado, las perdono y las perdonaré. No entiendo que ha pasado, ellas nos habían manifestado su apoyo, y yo contaba con eso. Tengo la carga de sentir que ellas no son felices, y quisiera que se liberen y puedan sanar. Yo no puedo decir que soy feliz, pero si puedo decir que estoy tratando de vivir en paz. Estoy segura de que ellas saben que hice lo que había que hacer, tengo la certeza de que son conscientes de que ninguna de las cuatro podíamos seguir viviendo como vivíamos. Ellas no tienen ninguna culpa, yo jamás haría algo en contra de ellas, y ellas lo saben. No sé si es reciproco, pero ellas pueden tener esa tranquilidad. Nada que hagan -por más malo que sea- va a hacer que yo deje de amarlas.

    Con respecto al resto de su entorno, no me interesa ni lo que hagan ni lo que digan.

  • 3. ¿Habías pensado en la posibilidad de que el acusado esté detenido?

    F.Macias: Mi esperanza era que alguna de las víctimas fuera valiente y dijera algo, que alguien nos salvara. Yo veía que todas teníamos cara triste y avergonzada, y que muchas también llorábamos. Si bien no entendía qué pasaba, estaba enojada conmigo, y el monstruo me generaba asco y terror.

    La verdad es que pensaba que alguien alguna vez iba a animarse, y sabía que si ese alguien denunciaba yo inmediatamente iba a salir a bancar. Pensé en muchas en las mujeres que han sido abusadas y de las que soy testigo, pero no sucedió. Por problemas de salud de una de mis primas, yo había decidido callarme para siempre. Hasta que vi algunas situaciones en las que niñas estaban expuestas y me sentía una basura de persona. Me odiaba cada día más. Una vez presencié que padres de dos hermanitas las obligaban a saludar al monstruo; y quise reaccionar; pero sabía que no iba a servir para nada y que el estigma y el prejuicio iban a condenarme. Cuando iba mi hermano con mi sobrinita, yo pasaba todo el tiempo con ella en mis brazos. Se me acalambraban, no daba más. Pero no podía correr ningún riesgo jamás, y de esas circunstancias si se daban cuenta todos. Pero interpretaban que era solamente demasiado amor -y no- es el amor suficiente. El monstruo no se acercaba a mi hijo ni a mis sobrinos, pero si a los demás niños. Yo jamás pensé en la posibilidad de ser yo quien denunciara. El terror que tenía a hablar y a aceptar lo que sucedía con todas y ante todas, era convertirme en cualquier cosa menos en un ser humano.

    El 5 de septiembre del año 2024 mi hermana me preguntó si había visto lo que ella había compartido en Instagram. Lo ví, y fui a preguntarle a ella si ella se animaba. No hizo falta ni una palabra, solamente nos miramos y lo hicimos. Ella se iba a ir en dos días, y creo que ambas siempre hemos sentido la necesidad de denunciar lo que sucedía. Ya no por nosotras, nosotras habíamos hablado con mis primas y mi tía, nosotras ya no los frecuentábamos. Mis primas sabían hace muchos años, pero decidieron que era su padre y debían vivir con eso. Nosotras nos resignamos, y no denunciábamos para no generarles daño. Pero mi hermana tuvo un ACV y yo me hundí y me perdí. Con las secuelas, hemos dimensionado la importancia de denunciar los abusos. Uno no puede pensar solamente en uno, menos viendo la depravación y la indiferencia a la que uno ha sido sometido y las consecuencias de haber vivido con la perversión. Cuando denuncié, yo tenía la absoluta certeza de que tenía que ir detenido inmediatamente, porque cuando instintivamente decidimos realizar la denuncia, yo previamente hice una publicación de un relato que escribí hace muchos años conjuntamente con la publicación que había hecho mi hermana en Instagram. Pero le puse nombre y apellido al monstruo. “El instinto no tiene contraindicaciones”, saltaron varias víctimas y varios testigos. Y de ahí, más víctimas y más testigos.

    Cuando mis abogados mencionan la cantidad de pruebas, es realmente alarmante. Es inexplicable la cantidad de víctimas, de testigos, de conversaciones y de amedrentamientos y agresiones. Es imposible de creer que en un caso de abuso sexual las pruebas sean tantas, y se sumen más, día a día. Aún cuando el entorno del monstruo desalienta hasta a las personas que manifiestan su apoyo y acompañamiento.

  • 4. ¿Hubo algún momento o situación que te ayudó a comprender lo que realmente estaba ocurriendo? Puntos Violeta

    F.Macias: Comprendí lo que me ocurría de diferentes formas y con dimensiones distintas. De niña no tenía herramientas para descifrar ni entender; sumado a que la mente de un niño es frágil y los mecanismos de defensa también son crueles. Comprenderlo implica ser consciente del daño irrecuperable que te han generado los abusos, y eso viene con las secuelas.

    Cuando tenía 12 años he sido abusada en la calle por un desconocido, y he llorado y gritado desesperada. Volví a mi casa y mi papá salió enloquecido a buscar a la persona que me había hecho daño. Me llevó a hacer una denuncia, y los policías lo tomaron como algo normal, yo me sentí desprotegida y burlada. Desde allí, siempre pensé que no había que contárselo a mi papá, porque pensaba que su reacción podía alejarlo de mí. Yo no quería ser siempre un problema, y aunque sea consciente de que no lo soy, la gente te trata como si lo fueras. Lo más cruel de aquella noche - y lo tengo a flor de piel en el alma - fue que el monstruo estaba sentado a mi lado mientras lloraba. El monstruo trataba de consolarme, y lo llamaron para que ayude. Yo no veía una salida, era el mejor amigo de mi padre y el marido de mi tia. Era consciente de lo que ocurría en todos los sentidos. Dimensioné la gravedad de lo que me pasaba; y advertí la indiferencia, la desidia y lo poco importantes que éramos los niños y adolescentes.

    La pregunta me resulta difícil de responder, porque aún hoy no llego a comprender ni entenderlo. No puedo aceptar haber vivido mi vida entre el tormento, la crueldad y lo inhumano. Recién he percibido lo devastador que es ser víctima de abusos cuando aparecieron las secuelas, y cuando pude contarlo y hablarlo con otras personas que sufrieron lo mismo. Recién entendí que era una tortura cuando ya era tarde. Pero en realidad yo siempre había manifestado momentos de mucha oscuridad, recurriendo al alcohol al punto de la inconsciencia y a cualquier cosa destructiva que se pueda imaginar. Era tan difícil para mí asumir lo que estaba viviendo, porque siempre me cuestionaba, siempre me torturaba con el ¿por qué? ¿qué me pasa? ¿por qué lloro todos los días?... Para mí no había nada nuevo, para mí eso era mi vida. Todo en mí lo decía, la música, los movimientos evitativos, los cuestionamientos de mis ex parejas en cuanto a mi frialdad, la constante disociación, ese estrés constante y el miedo a enfrentarme con el miedo y el dolor.

    Recién entiendo, recién me entiendo. No creo comprenderlo del todo, porque aún no puedo resignarme a que se me ha arruinado la vida. Lo que me ayudó realmente a tratar de entender que el monstruo me había arruinado la vida, fue verlo cerca de otros niños. Y no ser indiferente mirando para otro lado. Cuando se acercaba a una niña o niño, yo tenía reacciones anormales… me dolía el alma y me sentía una basura. Ahí dimensioné que había sido abusada toda mi vida.

  • 5. ¿Te sentías respaldada por tu entorno familiar o social durante ese tiempo?

    F.Macias: En ese tiempo y aún en estos tiempos, hablar este tema es incomodar a los demás. Nadie imagina que su mejor amigo, o su hermano o el propio padre de una niña o un niño son capaces de hacerles daño. Pero la realidad nos pega a todos de cerca o te toca. A la mayoría nos ha tocado, y también nos ha pegado de cerca. Pero seguimos callados, indignándonos por las noticias de los diarios. Haciendo de cuenta que no ha pasado, que no es tan grave. Y aún si sientes que vos lo has podido manejar y que no te ha afectado, estás equivocado en todo. Te ha afectado y seguramente hay algo que te lo dice a gritos; como por ejemplo LOS DEMÁS. Denunciar es sanador, y sobre todo es prevenir abusos, es un acto de humanidad.

    En mi niñez y adolescencia tampoco tenía respaldo en la educación, porque nunca había sido advertida de qué era lo que pasaba ni por qué. No conocía mi cuerpo ni tenía a quien recurrir, ni la información necesaria para poder pedir auxilio. Todos sabían que me pasaba algo, yo me dañaba de todas las formas posibles; pero nadie se preguntaba qué pasaba. Yo siempre he estado expuesta al hombre que ha abusado de mi desde que he nacido hasta el año 2023, no tengo recuerdos anteriores a los 9 años. Y quisiera nunca tenerlos, les tengo mucho miedo.

    No comprendo a las personas que hacen del ESI una cuestión de bando político, hay que ser muy necio para criticar la educación sexual integral de los niños. Los abusos sexuales no te preguntan de que partido político sos, están en todos lados. El ESI es imprescindible, fundamental y seguramente la salvación de muchos niños, niñas, adolescentes. Los discursos que cuestionen al ESI con argumentos que no se relacionan a los niños, son personas egoístas, irresponsables y negligentes. Los niños necesitan saber lo que no debe sucederles y lo que deben avisar. No hay que olvidarse de que hay niños que son abusados por sus propios padres.

    El cambio de paradigma en los DDHH a nivel nacional e internacional está llevándose puestas a muchas personas vulnerables que están totalmente desprotegidas. Es deplorable el retroceso, y es algo que me genera bastante miedo. Espero que los referentes levanten la voz y luchen contra esas aberraciones, y que los abusos sean parte de la agenda. Ese es el único respaldo posible, generar consciencia y poner el tema en agenda. Solo es mi opinión y no soy nadie relevante para hablar, pero estoy convencida de que los abusos son un problema de todos.

    El respaldo que siempre he sentido ha sido el de mi familia, mi hijo, mis abogados, mis amigos y agrupaciones.

  • 6. ¿Alguien más conocía lo que estabas viviendo en ese momento? Puntos Violeta

    F.Macias: Sí, todo el entorno del monstruo. Cuando decidí denunciar, se comunicó una de las chicas que jugaban conmigo durante mi adolescencia. Ella me manifestaba que el monstruo tenía una obsesión conmigo y que se imaginaba que mi vida era muy difícil, y que estaba dispuesta a dar su testimonio. Los familiares del abusador han amedrentado a muchos testigos, a víctimas e incluso a personas que apoyaban públicamente nuestra causa.

    Todos veían, incluso todos recuerdan que yo trataba de decirlo y no podía.

    Yo he pensado durante toda mi vida que nadie lo advertía, pero resulta que hay testigos directos de atrocidades y de situaciones desagradables en cada etapa de mi vida. Eso me arde, me aniquila y me desborda. Desde que he denunciado, no he parado de pensar en que me podrían haber ayudado, me podrían haber salvado la vida. Actualmente los testigos están con síntomas similares a depresiones, o con depresión. Me piden disculpas, se lamentan y sienten vergüenza… pero ya es tarde. Sus hijos y su esposa sabían. Sus amistades también. Todas las victimas hemos sido a la vez testigos alguna vez.

    Nadie quería involucrarse, nadie quería tener un problema. Tal es así, que hay testigos que no se quieren presentar, y hay víctimas del monstruo que niegan lo que yo he visto. El miedo que sentía de niña, de adolescente, universitaria, mujer… no era injustificado. La sociedad te condena, te aísla. He salido de un infierno, y me he metido en otro. La prevención es lo imprescindible, porque “por lo general la gente, si no le pasa no siente”. Me han repetido varias veces la frase “no me involucres” … DUELE.

  • 7. ¿Cómo impactó esta experiencia en tu vida cotidiana?

    F.Macias: A nivel emocional fue, es y será devastador. Tengo depresión severa crónica, y el acceso a la salud mental es costoso e inaccesible para mí. Soy abogada independiente, y he perdido muchos clientes. He perdido mi libertad, mi independencia y han destrozado a gusto y paladar mi buen nombre y honor. No me animo a salir, no puedo ser funcional a la sociedad. No puedo ser responsable de mi hijo, ni de mí. Lo que me sostiene y con lo que la peleo es con la dignidad y la consciencia de mi integridad. Y no siento que sea respetada, no siento que se la reconozca como es necesario que sea para todas las víctimas de abusos.

    Yo he decidido hacerlo público y ponerle la cara a la causa para que se animen a denunciar todas, para que todas tengamos esta oportunidad. Para que todas tengamos justicia, porque sé que la necesitan. Y sé lo que cuesta, duele, pierdes y significa, pero están ahí. Me expuse públicamente porque me resultó necesario, las versiones sobre mi persona iban desde enfermedades mentales a manipulaciones del sistema. Quedé impactada cuando vi que los medios de comunicación hacían cualquier cosa con la verdad, hablaban de plazos, de fechas, de hechos basándose en lo que ellos querían defender. Y yo nunca había dado fechas, ni hechos, ni había hablado con algún periodista. Agradezco a Fernando Lagar por la oportunidad de ser escuchada, y respetada, a Página 12, al Destapé, a la Palta de Tucumán y demás medios que han informado objetivamente desde los hechos, y sobre todo por haberme dado la posibilidad de visibilizar esta causa, porque todos los que sufrimos hechos aberrantes, necesitamos la voz de la gente, el repudio a esos actos, y darle transparencia a la causa.

    Es por eso que he decidido hacerlo público, hablar en entrevistas, usar todas las redes sociales. No puedo aceptar que por indiferencia o por intereses inescrupulosos, ese monstruo siga en la calle. Han sucedido cosas graves en lo que va del proceso, y para mi es desesperante.

  • 8. ¿Qué te motivó a denunciar lo sucedido?

    F.Macias: Me han motivado muchos niños, niñas, adolescentes, mujeres y situaciones violentas, agresivas e inhumanas. Yo sé perfectamente lo que es sufrir tratos crueles, inhumanos y degradantes. Mi prima ha tenido un hijo hace poco tiempo, siempre hemos sabido que cuando alguno de mis primos tenga un hijo…HABIA que denunciar. Mi hijo ha cumplido 9 años un mes después de la denuncia. Mi psicóloga considera los 9 años de mi hijo como el principal motor, pero razones y motivos me sobraban. No lo hice antes por el miedo a que pase exactamente lo que está pasando… y eso que el panorama legal de que esté “supuestamente preso” (ya que no lo había estado) es el mejor que puede haberle tocado a una víctima de abuso.

    He hablado con mi primo de que no deje que el monstruo se acerque a las sobrinas de su novia, y he presenciado una situación en las que las obligaban a saludarlo. Mi primo sabiendo lo que hacía ese monstruo, -y habiéndolo aceptado, llorado y renegado de su padre- exponía a esas dos criaturas solamente por la apariencia social. Otro monstruo. Se me hizo pedazos el alma. Mi última conversación defendiendo a esas niñas ocasionó que me insultara y me tratara con odio, ira, bronca, asco y desprecio…. El principal motivo es que yo no quiero ser como los demás, a mi si me importan los niños, los adolescentes, las mujeres, los hombres. Yo no soporto no ser la persona que siempre he necesitado. Pero sola es imposible, y son muy pocos quienes acompañan estas causas. Quiero ser leal a mí, y recuperar mi dignidad. Entre otras razones que no puedo mencionar por respeto a mis primas, a quienes aún amo.

    Me motivó salvarme la vida, la de mi hermana y la de mi madre. Me motivaron las demás víctimas,, y prevenir futuros abusos. Por esto, gradezco a las instituciones, agrupaciones y fundaciones por el acompañamiento brindado. Ante todo – y reitero- el agradecimiento es hacia mi familia, mis abogados, mis amigos a conocidos y desconocidos que están ahí al pie del cañón luchándola codo a codo.

  • 9. ¿Consideras que existen suficientes recursos disponibles para una víctima de pedofilia? Puntos Violeta

    F.Macias: No. Falta un recurso imprescindible, la humanidad. Los niños necesitan tener información, acceso a instituciones o personas que amen lo que hacen. Se necesita personas que batallen los DDHH con la fuerza, la pasión, la consciencia y el amor que implican. ¡SON DERECHOS HUMANOS! Pero todo está infestado de intereses políticos y económicos, y hemos retrocedido a niveles alarmantes. Hasta los discursos son agresivos, violentos, irrespetuosos y dolorosos. Los niños son un negocio para los demás, nadie tiene interés en aplicar los tratados internacionales, ni activar los protocolos. Si se denuncia, automáticamente la sociedad te pone una etiqueta. Te cataloga como lo malo, lo que no se quiere ver, “son capaces de negar la verdad hasta el absurdo”

    Aún cuestionan la credibilidad de las víctimas, aún le ponen un plazo de tiempo a un dolor ATEMPORAL. Científicamente y estadísticamente, todo el mundo sabe que los abusadores sexuales son abusadores sexuales para siempre. Lo del plazo es ser facilitador de la pedofilia, no hay ni la mínima intención de proteger a los niños. Someten a los niños a procesos descarnados, demonizan a las madres. El proceso termina ANIQUILANDO a las personas, y ya es imposible hablar de justicia… menos si llega 10 años después.

    No se puede pensar que solamente basta con la educación sexual integral y organismos de protección –que considero imprescindibles- porque la sociedad les da la espalda, denuncien o no denuncien. Necesitan saber sus derechos, necesitan representación. La indiferencia, la desidia, el egoísmo y los discursos vacíos son un problema de humanidad. Si ves que un niño está pasando por eso, no mires para otro lado. Le puedes salvar la vida. O puedes ser una lacra social más. Yo considero que los niños deberían tener clases de DDHH desde los primeros años de su educación.
    Creo que hay que dejar de usar los derechos humanos como banderas políticas meramente discursivas, y darles la importancia que tienen. La vida, la salud, la identidad, la libertad, la dignidad… para empezar.

  • 10. ¿Qué tipo de apoyo recibiste tras hablar sobre la situación?

    F.Macias: El primordial e incondicional apoyo es el de mi hijo, me ama y me lo hace saber cada vez que puede. Me hace sentir que vale la pena lo que estoy atravesando, y acepta mis falencias comprendiendo mi dolor. Siempre tiene palabras de amor, de empatía y de ánimo. Las conversaciones con el son mi cable a tierra, me ama. También me sostengo en el amor de mi familia, aunque ellos también sufrieron y están sufriendo el proceso de aceptación, de duelo y de desprecio social. Yo realmente estoy desolada y asustada; y se mantienen conmigo en el aislamiento y la indiferencia. Aunque hay que resaltar que estas situaciones generan discusiones, generan dolor, culpa y desesperación. A veces no me pueden ayudar, y yo tampoco sé cómo ayudarlos.

    He acudido a profesionales de la salud a los que les tengo admiración, respeto y un gran agradecimiento por su trato y su deseo de ayudarme.

    He contado con la dedicación, el apoyo y el acompañamiento de Silvina Castaño y Diego Lindow, quienes me representan en la causa. Cuando resolvieron la preventiva nos hemos abrazado llorando, ella lo vivió a mi lado. Tengo mucho que agradecerle.

    Me apoyan las personas que han padecido lo mismo, siempre me lo hacen saber. Me dicen cosas hermosas, me mandan presentes y tenemos conversaciones respecto al tema. Hay personas que me dicen que estoy en sus oraciones, y eso me emociona hasta las lágrimas.

    También están unos pocos amigos, los que realmente me aman y creen con convicción en la causa, repudian las aberraciones y aportan lo que pueden. Los que quieren que me despeje, los que me visitan o tratan de que pueda salir a caminar.

    Es destacable e imprescindible haber contado con el apoyo de las madres protectoras, agrupaciones de sobrevivientes y organizaciones feministas de mi país y de otros países. Las organizaciones que previenen y que luchan contra los abusos sexuales han estado sosteniéndome siempre, aunque todas estamos padeciéndola de alguna u otra manera.

    He estado en comunicación con personas de Chile, de México y de España, han hecho lo posible para ayudarme. Estoy muy agradecida con cada una de las mujeres que me han apoyado y acompañado. Tengo mucho que agradecer al feminismo, a las sobrevivientes y a las madres protectoras de España, porque no sé cómo hubiera podido continuar sin sus palabras, su tiempo y su interés. Aún siguen estando ahí, y manifestándome no solamente su apoyo, sino su cariño. Lo digo con lágrimas en los ojos. Eternamente gracias a ellas. Me han sostenido desde Barcelona, Valencia, Andalucía y principalmente un amigo de Madrid. Mi amigo me contiene y me ayuda, me aconseja y tiene mucha confianza en que yo pueda lograr salir adelante.

    Yo amo a mi país, sé que hay muchas mujeres que realmente sienten esa lucha y las he conocido. Las considero imprescindibles para transitar estos procesos, las necesito para no sentirme sola. Realmente las necesito.

  • Puntos Violeta
  • 11. ¿Cuáles fueron los mayores desafíos que enfrentaste tras el abuso?

    F.Macias: El principal desafío ha sido aprender a amarme con toda mi alma, para poder sacar esa culpa que no me pertenecía. La vergüenza no se traslada a los monstruos, los abusadores no sienten vergüenza. La vergüenza la tiene una, y es en gran parte por la actitud de la sociedad cuando uno puede poner en palabras el calvario que ha atravesado. La vergüenza es de la sociedad. Todos tenemos que hacernos cargo, de eso se trata la humanidad. Y creo que no hay que permitir tantas argumentaciones para justificar la inacción ante tamañas injusticias.

    Parece imposible modificar el inconsciente colectivo, pero me parece peor aceptar que se haga cualquier atrocidad con las víctimas de abusos sexuales. Me parece aberrante que los niños estén a la deriva, al azar, a su suerte… Uno de los principales desafíos que me ha tocado, ha sido toparme con la realidad de que todo lo que había estudiado y que llevaba como estandarte, en realidad eran discursos vacíos. Que todos miran a otro lado, si es que no te han señalado. Pero por las personas que he mencionado, por los principios y los valores que no he traicionado, y porque creo en los DDHH… yo aún tengo fe.

  • 12. ¿Qué te gustaría que la sociedad comprendiera mejor sobre la experiencia de las víctimas de pedofilia? Puntos Violeta

    F.Macias: Voy a ser concisa: Los abusos sexuales te arruinan la vida. No se puede negar lo evidente, no se puede mirar para otro lado. Prevenirlos es una tarea de todos, y es un deber para con los niños. Me gusta la frase “Por una justicia a la altura de las infancias”, pero yo también resaltaría que necesitamos una sociedad a la altura de los niños, necesitamos ser conscientes de que la integridad de los niños nos corresponde a todos, sean o no nuestros hijos. Es fácil enterarse de que hay niños abusados por sus padres, con solo entrar a las redes sociales o leer medios gráficos y digitales. No puedes pensar nunca en no involucrarte y lavarte las manos. Ojalá tengan consciencia de la tortura a los que son sometidos, no hay lugar para la desidia ni para la indiferencia. Le puede pasar a cualquiera, y te puede tocar de cerca.

  • 13. ¿Qué cambios crees que podrían implementarse para prevenir estos casos en el futuro?

    F.Macias: Todo está promulgado, todo está legislado. Lo que hace falta es aplicarlo, y que los cargos públicos o privados que defienden o protegen a los niños sean desempeñados por personas con convicción y pasión por los DDHH. Además, podría empezar a ponerse a los ASI en las agendas políticas, y QUERER luchar contra los monstruos. Se puede lograr, porque he conocido a muchas personas que sienten y piensan desde el lugar del otro, y es imprescindible esa humanidad si se quiere ayudar a los demás.

    Si se aplican los protocolos -si se toma consciencia-y si todos se involucran en la protección y prevención de los abusos, al menos podemos tener con qué empezar. No necesitamos promulgar, promulgar y promulgar ni hacer publicaciones de reconocimientos a los destacados promulgadores, lo que necesitamos es que nos garanticen el acceso a la justicia, el respeto a nuestros DDHH, la protección y la aplicación de los protocolos de prevención de los ASI, como también el protocolo de protección a las víctimas. No basta con un Flyer de repudio, hay que aplicar y actuar.

    Hay que actuar, y es urgente. Necesitamos la JUSTICIA SOCIAL.

  • 14. ¿Cómo fue tu relación con las autoridades durante el proceso de denuncia y en los pasos posteriores?

    F.Macias: No he recibido respuestas, ni apoyo. Varios allegados me han manifestado que el monstruo tiene protección política, y a veces se siente y se ve así. Han sucedido irregularidades de mucha gravedad institucional, y eso realmente me aterra. En los papeles todo está en orden, pero aparentemente el abusador y su entorno pueden hacer lo que quieren y hacerme lo que quieran.

    No siento protección de las autoridades, no he tenido apoyo de los organismos. Cuando he tenido contacto con alguno de los organismos de DDHH, género u organizaciones feministas ha sido porque he recurrido a exigirlo. La asimetría de poder es desesperante, y los Derechos Humanos no se suplican, se exigen.

    No obstante, no puedo quejarme. La justicia ha dictado la prisión preventiva, y no es algo fácil de obtener. Pero es lo justo, lo que corresponde. Me gustaría contar con la protección de los organismos de DDHH, así como con el apoyo y la contención. De hecho, se supone que es con lo primero que debo contar. No tengo muchas explicaciones al interrogante de ¿Por qué?

  • 15. ¿Cómo te sientes hoy respecto a lo vivido?

    F.Macias: Siento que es injusto, y que nada le puede hacer justicia a haber perdido mi infancia. Siento que es inhumano y degradante transitar el dolor indecible y atemporal, entre la indiferencia y el desprecio. Y espero que no le toque vivir eso a nadie; y a quienes aún no han podido ponerlo en palabras; lo entiendo y lo respeto. Pero la única solución es hablar, hablar y hablar… por una y por los demás.

    Con respecto a lo vivido siento enojo, miedo e indefensión. Contaba con la empatía, el respeto y la amabilidad. Me topé con una pared, y es doblemente doloroso. Creo que hay que dejar de hablar de la vida, la salud, la dignidad, el honor, la integridad y la justicia en términos de prescripción de plazos o de aceptaciones sociales con parámetros sin sustento científico. Esa careta social es la que destroza a los niños, porque la gente prefiere ser aceptada socialmente a salvar una vida.

  • 16. ¿Qué mensaje te gustaría transmitir a otras personas que hayan vivido una experiencia similar? Puntos Violeta

    F.Macias: Es difícil, pero voy a pensar en lo que yo siento, pienso y necesito. Si debería transmitirle algo a una niña que está pasando por eso, yo le diría primero que la amo. Le dejaría en claro que ella no es un problema, y que ella no ha hecho nada malo. Le pediría que sea valiente, pero respetaría su decisión en cuanto a lo que significa un proceso judicial, lo que de ninguna manera implica que no tomaría yo las riendas del asunto.

    Inmediatamente acudiría a un especialista en salud mental, soy absolutamente consciente de que ella necesitaría recuperar su pequeña mente y entender que ha pasado. Ella necesita protección, seguridad, aceptación, respeto y amor.

    Ella necesita su dignidad, por eso se le debe la justicia. Le contaría que yo he pasado lo mismo, y que sé que hay personas que nos van a ayudar y que nos van a cuidar. Respetaría su derecho a ser oída, y tendría en cuenta constantemente el interés superior del niño. Evitaría que sea revictimizada, invalidada o despreciada. Articularía todas las acciones habidas y por haber, pero ella tendría la absoluta certeza de que ella se merece que la defiendan.

    Si hablara con una mujer que ha vivido eso de niña, primero le daría un abrazo y lloraría su dolor. Me sentaría a su lado, y le diría exactamente lo mismo que a la niña. Pero le aclararía que no importan los plazos, ni que tan aceptada sea por la sociedad. Lo que quiero transmitir es que el protocolo de protección a las víctimas DEBE y TIENE que ser aplicado. Y que es TODA la sociedad la que debe exigirlo, y aplicarlo. Necesitamos la justicia institucional y la justicia social. Que se nos reconozca nuestra historia. Que nos respeten.

    El mensaje sería: Tu confianza, tu libertad para expresar lo que te pasa, para ayudarte a desentrañarlo, para idear estrategias para sacarlo… viene del amor propio. No me haces daño, a nadie le haces daño por estar triste. Ellos nos hacen daño, demostrándose como una persona que prefiere hacer la fácil, y peor aún, no tiene ni sentido común. A mí no me afectas emocionalmente, me das el honor de ser esa persona que yo tanto necesitaba. Te veo, te entrego mi mano. Hay en mi la belleza y la certeza de saber que tu dolor no es un peligro para nadie, es la culpa de esos “nadie”

    La infancia es el suelo sobre el que caminaremos el resto de nuestra vida (Lya Luft)

  • 17. ¿Cómo crees que una herramienta como Puntos Violeta podría haberte apoyado en ese momento? ¿Qué tipo de ayuda te habría brindado?

    F.Macias: Aún no está implementada en mi ciudad, pero cuando me han comentado de que se trata, recuerdo que mi primera reacción ha sido emocionarme y llorar. El sólo hecho de que haya un recurso localizar ubicaciones seguras o una forma de evitar que te agredan o que ejerzan cualquier tipo de violencia con una, me dio la sensación de la calma y alivio. Tener la posibilidad de poner en conocimiento cualquier agresión sexista, recibir el apoyo y acompañamiento de los puntos violeta y la asistencia de agentes de seguridad.

    Yo en cuanto a la contención y en cuanto al hecho de poder ser asistida -creo que- habría tenido muchas posibilidades de salvarme ser protegida, y haber asistido a ayuda con profesionales de la salud.

    Poder acceder a espacios accesibles y de confianza, que en ciertas situaciones no resulten tan intimidantes como la policía, organismos oficiales o incluso la propia familia, donde sea posible solicitar ayuda, recibir orientación y ser redirigida a los recursos adecuados, sin duda hubiese sido de gran ayuda.

    Lo que más me atrae es el tema de la justicia social, la veo como una forma de que los demás tomen participación activa, además de resultar en una forma de poder ayudarnos entre todas, dentro de un marco de seguridad que brinda la aplicación.

    En la conversación sobre el funcionamiento, me han destacado el acceso a la información sobre la temática, lo que implica una buena base para la prevención. Siendo destacable el hecho de poder recibir asesoramiento en cuanto a quien acudir, cómo acudir y dónde. Todo ellos con la certeza de encontrarse segura y protegida. Ello a su vez significa un acompañamiento y validación, y es una forma de aplicación de los protocolos de protección, bajo la mirada de una aplicación que recaba datos y que preconstituye elementos ´probatorios en caso de desaparición.

    Puntos Violeta nos permite ser parte de ese apoyo, respeto y ayuda que las victimas necesitamos, y es una herramienta imprescindible para ir modificando el inconsciente colectivo, y hacernos más empáticos y más humanos. Siendo sujetos pasivos y activos en la aplicación, siempre tenemos la oportunidad de aprovechar todas las herramientas que nos brinda, y además ser esa persona que acompaña en los procesos. Es fundamental que sea consciente de que no está sola, y con la aplicación no lo estará y sabrá donde poder acudir.

    Yo he sufrido violencia toda mi vida, y nunca he sabido dónde pedir ayuda, siendo desesperante. En la charla que tuve con Federico, en la que me comentaron qué es Puntos Violeta y cómo funciona, he preguntado por distintos escenarios, situaciones y posibilidades. No ha quedado ningún interrogante sin una respuesta que responda y brinde una solución a las posibilidades de prevenir hechos aberrantes, -sino que además- ofrece un punto de atención y actuación contra las agresiones sexuales, humillaciones, acoso sexual, vejaciones, etc., tanto para las víctimas como para los testigos.

    Más allá de mí, no tengo dudas de que ayuda a todas las mujeres en la prevención, precaución, contención, información, y –sobre todo- a lograr salvarse de situaciones peligrosas y saber que no está sola. Dentro de los recursos que ofrece la aplicación; además; puedes brindar tranquilidad a tu familia y a tus amigos, evitándoles preocupaciones o sustos. Lo que me resulta maravilloso es el hecho de que la aplicación propulsa a que la sociedad asuma un rol activo en defensa de las mujeres en situación de vulnerabilidad. Considero que es una herramienta que fomenta y que necesita que haya justicia social. Lo que más me conmueve de esa herramienta, es el hecho de que para prevenir la violencia también interpela a la sociedad a tomar una participación activa. Y a la vez brinda una posibilidad a muchas personas que quieren ayudar, y que podrán hacerlo dentro de un marco de seguridad para todos.

    Puntos Violeta no solamente se trata de indicarte a dónde acudir a pedir ayuda, sino que también permite que la persona que está atravesando una situación de peligro, pueda acceder a contención y acompañamiento que impide la desesperación y por ende el miedo que te paraliza. No es lo mismo saberse sola, no da igual no saber a dónde ir.

    El aporte de la aplicación puede ser inmenso para las mujeres, desde el acceso a la información, a buscar ayuda y saber que la tendrá, a saber que hay y visualizar recursos en la sociedad. a recibir contención, a brindar tranquilidad. Eso resulta evidente si nos ponemos en esos lugares de riesgo, pero cuentas con las informaciones necesarias, ubicaciones de organismos públicos y privados, solicitar contención y acompañamiento, asesoramiento y puntos seguros mientras te protegen en el transcurso.

    En cuanto a mí, pienso mucho que la información y la contención hubieran sido determinantes para saberme segura, protegida, apoyada y poder salir del infierno.

    Ojalá se implementen muchas herramientas para proteger a las mujeres, y a las niñas. Mi comentario aparte es un interrogante sobre el funcionamiento o la aplicación de Puntos Violeta en cuanto a la niñez y la adolescencia. Espero que la app llegue a quienes más lo necesitan.

  • Muchas gracias, Fabiana, por tu tiempo y tus respuestas. Tu testimonio, crudo y desgarrador, es una llamada urgente a la conciencia social. Confiamos en que sirva para sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad de perseguir estos actos con firmeza, así como para inspirar a otras mujeres a denunciar hechos tan deleznables. También esperamos que motive a políticos y legisladores a involucrarse de manera real y efectiva en este problema.

  • Nota Final

    Puntos Violeta

    Es fundamental para las victimas que haya justicia social, es imprescindible para tratar de sanar. Es un deber de la sociedad respetar nuestra dignidad. Se necesita la aceptación de la historia sin estigmatizarnos.

    Lamentablemente, esta situación representa un riesgo que puede afectar a cualquiera, sin importar su estatus social, condición económica o raza. Es una realidad que exige la intervención de la sociedad, que debe reconocer la vulnerabilidad en la que, con demasiada frecuencia, se encuentran los más desprotegidos, especialmente los niños.

    Conmovedor relato, sin duda un acto de valentía y justicia, no solo para ti, sino también para quienes aún tienen miedo de hablar. A quienes han pasado por algo similar, es importante recordarles que no pueden juzgar lo que hicieron o no hicieron en el pasado con la mentalidad que tienen hoy. Eran solo niñas, jóvenes, sin las herramientas ni la perspectiva que poseen ahora. Pero hoy, como mujeres adultas, sí pueden tomar una decisión con esa conciencia.

    Denunciar no solo es un paso hacia su propia sanación, sino también un acto de responsabilidad para evitar que otras niñas sufran lo mismo. Como lo ha hecho Fabiana, dar un paso al frente es una forma de decir: "No más". No estáis solas. Merecéis ser escuchadas, apoyadas y, sobre todo, merecéis justicia.

    Aviso Importante: Esta página contiene testimonios y descripciones relacionadas con violencia de género y abuso sexual infantil, con fines exclusivamente educativos, de concienciación social y prevención. En Puntos Violeta luchamos activamente contra la estas situaciones y cualquier forma de violencia, trabajando para crear una sociedad más segura y respetuosa.

    Todo el contenido ha sido elaborado respetando la privacidad y dignidad de las víctimas y está orientado a promover la denuncia, la justicia y la protección de los derechos humanos.





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